25.1.11

Ese momento incómodo

Cuando pasas por una chica a su casa tienes dos opciones. La primera es que le mandes un mensaje o le hables a la persona en cuestión. Ésto provee la facilidad de evitar contacto con terceros.

La segunda es tocar a la puerta, con el riesgo de que no abra la chava en cuestión.

El protocolo para cuando empiezas a salir con una alguien es que no conoces a los papás hasta pasado un mes, o tres salidas consecutivas. Lo que suceda primero.

Al resto de la familia no se le conoce hasta pasado el cuarto o quinto mes. Talvez.

Pero uno que no es raro no respeta el sentido común de los demás; lo cual provoca la incomodidad de algunos y la risa de los otros. 

La verdad disfruto en exceso hacer reír a los demás, así sea a mis expensas. Una de las primeras profesiones en las que pensé dedicarme a los siete años era como comediante. No proseguí ese camino porque no tengo la gracia de contar chistes.

Por ello prefiero, en ocasiones, desafiar al sentido común.

 Lo primero que me encuentro es a un perrito simpático a la entrada, juego un rato, pero después recuerdo que iba por Fera, no a jugar con el simpático perrito. Pasan unos minutos y decido tocar.

¿Qué es lo peor que pueda pasar?

Abre Mamá de Fera y me invita a pasar a la sala en donde Papá de Fera ve los últimos segundos del partido de Green Bay contra Chicago; Tía de Fera platica con Mamá de Fera; y abuelita de Fera duerme plácidamente.

"Seguro ya no debe tardar Fera, seguro subirá antes de que les diga que soy desempleado y previo a eso trabajé en una revista de sociales, y me vean como una causa perdida", eso pensé y deseé.

Pero no pasó, aún así todo en orden, todo tranquilo. Incluso te invitan a quedarte a ver la final de división de la conferencia americana.

Para entonces Fera ya subió a tu rescate y aunque es tentadora la oferta de ver a los Steelers, mejor aposté a una buena plática y cena. Un día que concluyó en la cocina de Fera, momento en que le confesé haber leído los tres primeros libros de crepúsculo y que durante un verano tomé clases de reguetón.

Porque eso es lo que cuentas a alguien a quien le tienes confianza. No dudas demasiado en la pena ajena que eso produce. Casual, sé perrear y he leído acerca del cuerpo perfecto de Edward Cullen.

También le conté de la vez que jugando papelitos, un fulano tenía en la frente "Melvin Brown". Y justo cuando le daba mi trago a mi calimocho a base de vino de tetrapack, el fulano en cuestión preguntó "¿Salgo en libros de historia?". Acto seguido quise reír, pero no pude. En vez de eso vomité un poco.

Fera se ríe mucho y eso te alegra como pocas cosas.

Algo bastante casual para ser la segunda plática que hemos tenido. 
¿No?

1 comentario:

Anai dijo...

me da mucha risa tus entries acerca de citas con chicas; aunque también me dan como ternura.

Sinceramente, de comediante no te mueres de hambre ;)