22.3.09

Una noche peculiar


Maligna me prometió una noche diferente llena de guapas chicas punks y darks. El lugar tampoco lo conocía ella, sería nuestra primera vez en El Under, tugurio reservado para los iniciados en la escena dark, goth, punk entre otras tribus urbanas.

Con esos datos además de la compañía de gente muy chida (David y Steff) partimos a esa frontera perdida entre la Roma, Condesa y Zona Rosa. Un limbo en donde las etiquetas pierden un poco del sentido, incluyendo a un par de fresas que ligaban con naturalidad, aunque uno de ellos con cierta incomodidad.

Primero son 25 escalones para el primer descanso donde la música es más rock, dos habitaciones con vista a la calle de Monterrey. La iluminación llega de unos candelabros y el alumbrado público de tintes amarillos.

Otros 30 escalones más dan acceso a la parte de música con tendencias más a la electrónica, en donde el DJ tiene licencia creativa para mezclar y remezclar (muy malo el de esa noche). 

Tatuajes de telarañas y viudas negras formaban parte de la etiqueta de varios presentes. O el auténtico mohawk con altura promedio de 20 centímetros, extra gel, extra spray. Mucha ropa de cuero negro. ¿Un sombrero rosa? Si, por qué no. Y una señora que rondaba la cuarentena con cerveza en mano y ganas de cariño.

De tomar hay indio o indio. ¿Se puede algo sin alcohol? Un boing de Pascual.

La música fue una variedad que no toca mi iTunes, tampoco algo que escuche a los bares que frecuento, mucho menos a los conciertos a los que voy.

- ¿Bailamos?

- Si, por cierto ¿qué es esto?

- Como electro industrial con goth...

- Ah. ¿Y cómo se baila esto?

- Como si fueras un zombie que siente el beat.

A punto de despedirnos pasamos a rendirnos al último baile de la noche a ritmo de garage punk.

En un súbito cambio de discos y final empieza a sonar rock and roll de los 50. Elvis Presley se hace presente en El Under en donde punks y darks se dejan llevar por el baile, aunque los largos vestidos de algunos de los chavos les impedían cierta movilidad.

Porque nunca es tarde para entrarle a lo desconocido, para que el freak sea yo por traer una chamarrita Lacoste, que a todos les dé lo mismo quien eres y como te ves, lo importante es el ambiente con los amigos y se acabó.

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