Cuando me enteré que Asian Dub Foundation y Balkan Beat Box tocarían gratis en el zócalo me vi salté que salté, baile que baile.
Pero llegó el domingo con su flojera, con esas pocas ganas de salir que me hicieron dudar en hacer el viaje -tomar un camión, 8 estaciones de metro, caminar y de regreso- o mejor ir al cine.
La casualidad estuvo de lado de la música y me llegó un mensaje de María, que Bayrol está en la ciudad, que vamos a bailar con cientos de desconocidos. Pues va.
Los asistentes cubrían diversos estereotipos, de los rastafarís-porro-en-mano hasta fresas-porro-en-mano, sin contar a la comunidad chaira en toda su gama.
Balkan Beat Box fue una mezcla de saxofón, clarinete, guitarra y sampleadora para el beat electrónico dando un resultado entre hip hop con música de Europa del este. Ese tipo de música que empieza por moverte el pie y termina en la cintura.
Mientras toda la gente a mi alrededor le entraba con ganas a sus hitters o sabanitas, quemando el gallo como si no hubiera mañana. Al final terminé horneado.
El turno de Asian Dub Foundation confirmó lo que ya sabía de mucho antes y es que no me gusta el dub. Prefiero el reggae. No sé me cuesta trabajo entenderlo, por momentos es mucho más pausado, tranquilo y luego acelerado (que es lo divertido).
Pero la música fue un poco lo de menos en esta ocasión, la compañía de mis grandes amigos compensaron el momento.
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