25.11.10

Gracias Ayn Rand

Quienes me conocen saben que soy católico y supersticioso, aunque parezca pleonasmo son dos cosas distintas.

Gracias a Ayn Rand eso cambió. Eso y que nunca creí plenamente en ninguna de las dos. Solo eran confortambles.

Como dato cultural en la última lectura de cartas que tuve me auguró un noviazgo con mucho tiempo por delante, que cuando renunciara tendría trabajo, que me mudaría a un departamento propio y que dos chicas me buscarían, que pondrían a prueba mi fidelidad. Sobra decir que nada de eso ha pasado. Ni pasará a mi buen entender.



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