15.6.10

Angustia


Si alguien me hubiera contado lo difícil que puede ser asumir las reponsabilidades de ser terco y usar mi "libre albedrío" tal vez habría pensado bien mi línea de estudio.

Me gusta leer historias y contarlas, algo breve que tenga la capacidad de entrener a alguien más. A un desconocido. Claro que elegí periodismo por mi percepción de mis habilidades para escribir; aunque mis papás me sugirieron a regañadientes seguir su profesión como dentista.

Su planteamiento fue sencillo: ya lo tienes todo resuelto, trabajo, pacientes, material. Lo único que necesitaba era el título.

Tal vez hubiera estudiado en la UIC, conocería bien Insurgentes Sur desde el Parque Hundido hasta el final. Habría usado converse blancos y no vans de lona -cuadros azul/naranja-. Mi afición por escribir de música habría encontrado una salida como esta. Mis tardes las habría pasado en el centro de Tlalpan escuchando trova... o tal vez no.

Mis amigos habrían sido otros, probablemente odontólogos.

Después de terminar la carrera, tesis concluida acerca de las encías y la relevancia en la mordida adecuada habría regresado a Oaxaca. Ahí trabajaría con mis papás de forma alternada, pero más en el consultorio de mi papá aprendiendo de equipo nuevo y la estética de la dentadura perfecta.

Mis vacaciones serían casi que cuando quisiera, con idas ocasionales al DF por cuestiones de conciertos. Viviría con mi mamá y comería bien todos los días. Dos horas de comida más 15 minutos de siesta.

Los fines de semana saldría con "Los Bombonetes" a "Cantinita", luego Claudio y yo pasaríamos a "Central" a ligar extranjeras, Marco nos presentaría a alguna para bailar, tal vez terminar ligando. O no.

Los jueves sería el póquer obligado y reuniones en algún bar cuando jugara la selección.

Tal vez volvería a salir con alguna ex novia o ex compañera de la primaria y tendríamos una relación formal, algo de dos años o un poco menos.

Y no tendría la angustia de buscar una afore, estar dado de alta en el IMSS o una cuenta de ahorro.

Disfrutaría de los museos, empezaría a platicar con Francisco Toledo, tomaría algún curso en su escuela de arte en Etla, por gusto. Además tendría membresía del IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca) con la posibilidad de llevarme libros a mi casa. Asistiría a matineés en el Pochote y las ferias del libro.


Me quejaría del PRI y votaría por Gabino.

No me perdería de momentos importantes de mi familia, ni quinceaños.

Probablemente habría noches que dudaría de mi falta de decisión por probar algo en periodismo.

Pudo ser más fácil y tendría ganas de escuchar otra canción de los Beatles.



Lo cual me lleva al siguiente post.

1 comentario:

dijo...

trabajaba en una bolsa de trabajo en línea y cada vez que alguien me pedía enviarle vacantes de periodismo me daban ganas de reírme y llorar. sobre todo de decirle: wey, cámbiate de carrera YA. pero no podía. mierda con "el oficio más bello del mundo" que también es el amante más pinche ingrato del mundo.