Entonces a buscar -rebuscar- un mate porque la yerba y mi bombilla favorita ahí estaban. Pero no el mate azul favorito. Pero eso no es lo importante me dijo Mara, si de querer tomar mate hasta en una taza de café se puede, no hace falta ser tan fresa.
De pronto salió el cargador de la cámara que di por perdido hace cinco meses. Primer victoria del día.
Luego a las cajas. De pronto una bufanda azul, tan necesaria por momentos en este clima caótico. Luego un disco de Mogwai y otro de Juana Molina, música que quería escuchar hace rato.
Por fin el mate. No mi favorito, pero cumpliría su propósito: acompañar pan tostado con queso crema y mermelada de naranja.
En el coche funciona el estéreo -gracias- para escuchar a los Smashing con tanta nostalgia de Perfect, Tonight Tonight.
Encuentro un lugar sin dar demasiadas vueltas para llegar a tiempo al trabajo, luego terminar los pendientes rápido, unos minutos de ocio antes del trabajo. Luego un poco de hacerle al reportero, para comer con Maligna y el señor David.
(Arriba la continuación y otro debraye de poco sentido)
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