Desde hace dos meses soy una ama de casa de medio tiempo, en otras palabras una "señora fondonga".
Hace unas horas salí del Walmart con mi "Bolsa Verde", lo cual te convierte automáticamente en una señora.
A finales de febrero inicié una nueva etapa en mi vida en la Ciudad de México. Hace casi ocho años llegué aquí a vivir con mi abuela, hasta que me corrió a finales del año pasado. La verdad es que me hacía falta una casa propia, parafraseando a Virginia Woolf.
Pero en vez de brindarme la libertad de escribir y de ser, por la cual abogaba la escritora inglesa, me he vuelto un poco más mamá, en mi forma de ser.
Soy el que les "sugiere" de forma obligatoria a mis primos que saquen la basura, laven sus trastes y limpien el lavabo después de rasurarse.
Lo de fondonga viene a que no limpio la sala, mucho menos mi recámara.
Nuestra mesa en ese momento tiene: dos cajetillas vacías, un cenicero, una botella de tequila, una de güisqui (ambas con menos de tres dedos de contenido), un refresco de manzana -sin gas- de tres litros casi lleno, una libreta, una nutella, dos controles de Xbox, un libro... y ahora es cuando me doy cuenta que acaparé este territorio.
De mobilario tenemos dos sillas de plástico, un puf, tres cojines. Fin. Cuando tenemos invitados fingimos que tenemos ascendencia oriental y los sentamos en el suelo.
También me he dado cuenta lo rápido que se puede echar a perder la comida. No sabía que el pan blanco se puede volver verde, la jicama babosa y el curry agrio. Todo en casi un mes.
Por fortuna una señora viene a hacer la limpieza una vez a la semana. De otra forma ya habría un caldo primigéneo en el baño.
Aunado a lo anterior tenemos una mascota: un hurón. Wikipedia dice que son tan inteligentes como los gatos. El que vive con nosotros creemos que tiene algún tipo de retraso mental y además es mudo, no hace ningún ruido. Pero eso lo resolvimos poniéndole un corpiñito con una campana.
El hurón es bastante simple. Sólo juega con su pelota y si sale de su jaula debemos cerrar las puertas del baño y cocina. De otra forma tira los basureros y su contenido. En teoría debería ser "limpio", pero se caga en casi cualquier lado, durante los primeros 10 minutos en que está despierto.
También en este aspecto me siento como mamá, hay días que mi primo sale y no tiene agua o alimento. Entonces me toca mantenerlo. Lo bueno es que duerme casi 16 horas al día, entonces no es demandante.
Así que esa es mi vida actual. Una ama de casa, malhecha.
Schnüffler en pausa. |